Caramel nace del deseo de intentar entender los distintos modos de relación con el consumo de sustancias y sus efectos. Después de dos años de investigación, encuentros y charlas con personas e instituciones vinculadas al tema, se hace evidente que no es posible dar cuenta en una sola obra de las múltiples cuestiones que se despliegan según vamos observando el complejo mundo del consumo. En un extremo, la mirada moralista y estigmatizante marcada por la arbitrariedad de lo que hoy por hoy es legal y lo que no. En el otro, la romantización del consumo, como opción reactiva ante el juicio hegemónico. ¿Pero qué está pasando? ¿Cuál es la cuestión? ¿Cómo puede, una misma cosa ser a la vez liberación y cárcel? Herramienta de control del sistema y acción de rebeldía antisistema. Está claro que en los casos de consumo problemático la cuestión no está en las sustancias, sino en la relación que se establece con ellas. Y que esta relación estará determinada por la combinación de diversos factores como la clase, el género, o la herida provocada por un trauma. Sin embargo, si hablamos de drogas, el estigma suele aparecer de inmediato. Es fácil echarle la culpa a lo prohibido. Pero en cuanto miramos la lista de fármacos permitidos, milagrosamente el estigma desaparece. Estamos del lado del bien. La Ley del negocio, como un animal, marcando el territorio. Pero qué pasa si en vez de poner el foco en la sustancia, observamos la verdadera zona de peligro: la compulsión.Todas esas acciones que realizamos sin pensar del todo si nos apetecen, o sabiendo incluso que no nos apetecen nada. ¿Dónde nace esta docilidad? ¿Qué la provoca? ¿No es acaso el propio sistema capitalista el que se nutre, promueve y facilita la confusión entre compulsión y deseo? ¿De lo que tienes, qué necesitas? De lo que quieres, ¿qué? ¿Quieres más? Es en el devenir de un deseo en compulsión en donde la práctica del consumo se vuelve problemática. ¿No se tratará entonces de buscar cómo reconocer el origen de la práctica compulsiva para poder desactivarla, en vez de prohibir el consumo o estigmatizar a quienes recurren a él buscando algún alivio o diversión? Nuestro deseo es que la obra sea pregunta. Ni callar, ni juzgar. Procurar entender para poder cuidarnos y que sea cierto. – PABLO MESSIEZ I LES IMPUXIBLES